Abro el blog con mi última salida salvada de la porra.
Había quedado con varios compañeros (Juan, Alejandro y Oscar) para hacer una salida a por sepias con el equipo ligero de spinning (cada uno a su manera, ya que Juan aún no se había comprado el equipo y no se como no se destrozó la espalda de toda la mañana caña en mano pegando varazos jajaja). Nos dispusimos a salir a por sepias por la mañana, temprano, a eso de las 8 había que estar en el pesquero. Al llegar solo encontré a Juan, como casi siempre puntual, y Oscar no tardó en venir. El día era bueno, casi me apetecía dejar el spinning y sacar las cañas grandes, pero no procedía.
Nos dirigimos al pesquero sin Alejandro ya que este se retrasaba, aunque en el tiempo en que aparcábamos y montábamos aparejos, el llegó con todo montado y fue el primero en bajar a la playa jajaja.
Yo personalmente nunca, hasta ese entonces, había probado a la sepia, de hecho, el único animal no devuelto que he sacado con artificial fue este verano una jurela algo decente, así que me puse a dar varazos casi sin sentido alguno por todo el espigón, hasta que, de repente, escuché a alguien gritando desde la playa. Me giro a ver qué pasa y veo a Juan gritando como loco con la primera sepia en la caña y claro, acto seguido, todos los que estábamos buscándolas nos apropiamos la playa.
La mañana estuvo muy entretenida, toqué varias que se me escaparon y Alejandro se hizo con un buen botín. Oscar y yo intentamos probar suerte en la playa de al lado, pero el único que sacó fue él, enganchando un pulpo que dio bastante por saco para sacarlo... jajaja.
Al final, justo antes de irnos, conseguí la tan ansiada sepia del día, mi primera sepia!
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